Cómo diferenciar el miedo de la ansiedad
El miedo
El miedo es una de las emociones más básicas e importantes del ser humano, así como de cualquier mamífero. Es una emoción que cumple un papel fundamental: la supervivencia. ¿Qué pasaría si tuviéramos miedo?. Sencillamente: ya no existiríamos.
El miedo tiene una utilidad muy importante en nuestra vida, es una emoción básica y primaria, que se encuentra en todas las culturas. Es una emoción desagradable, ya que nos hace sentir mal, aunque no es negativa.
Existen seis emociones primarias: alegría, sorpresa, ira, tristeza, asco, y miedo.
El miedo sirve para sobrevivir, es un mecanismo adaptativo a un entorno. Tiene que ver con nuestra capacidad para reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas. Esta amenaza puede ser para nuestra vida, o para nuestra autoestima, nuestro autoconcepto.
El miedo es un problema cuando es disfuncional. es decir, lo que ocurre a consecuencia de sentir ese miedo es aún peor que lo que ocurriría si no lo sintiéramos. También es disfuncional cuando la respuesta de miedo es excesiva o se produce ante situaciones que no son objetivamente peligrosas pero las vivimos con gran angustia como si lo fueran. Ejemplo: muchas veces no hacemos lo que deseamos porque tenemos miedo de lo que puede ocurrir (coger un avión, conducir un coche, iniciar un negocio propio, comenzar una relación sentimental, hablar en público, bailar frente a otras personas, etc.).
El miedo no es un problema, solo nos obedece... El problema es lo que hacemos con el miedo.
La ansiedad
La ansiedad es una emoción, en cierto sentido muy parecida al miedo, es un estado emocional que surgen en un momento o situación determinada y tienen una duración relativamente corta.
Podemos entonces definir la ansiedad como una reacción emocional que surge ante una amenaza como lo son las situaciones de alarma, ambiguas o de resultado incierto y nos prepara para actuar ante ellas. Esta reacción la vivimos generalmente como una experiencia desagradable cuando nos ponemos en alerta ante la posibilidad de que ocurra algo negativo. Cuando anticipamos y pensamos en este posible resultado es cuando empezamos a alterarnos, a activarnos y a ponernos nerviosos. Así pues, podríamos decir que la ansiedad es una reacción adaptativa.
Si nos fijamos, cuando estamos nerviosos tenemos más pensamientos desagradables y negativos. Podemos considerar estos pensamientos como una manifestación de ansiedad que a su vez generan más ansiedad aún.
Si repasamos nuestras preocupaciones, nos activamos más, si nos preocupa tener ansiedad, ésta aumentará.
Diferencia entre miedo y ansiedad
Para entender mejor qué es la ansiedad podemos decir que se trata de una emoción similar al miedo. La diferencia es que se producen ante situaciones o estímulos diferentes.
El miedo está provocado por estímulos peligrosos, que nos hacen temer por nuestra vida. La ansiedad, sin embargo, se produce ante una situación que supone una amenaza para nuestros intereses, nuestra imagen social etc
Ante un peligro, la reacción de huida, lucha o paralización se considera adecuada para la supervivencia y además escapa a nuestro control pues en muchos casos reaccionamos de forma involuntaria. Sin embargo, ante una situación de resultado incierto, un pequeño incremento del estado de alerta es suficiente para adaptarnos y además somos perfectamente capaces de controlarlo.
Otra de las diferencias que existen entre el miedo y la ansiedad, es que las reacciones rápidas de miedo ante peligros para la supervivencia que requieren una respuesta inmediata para seguir viviendo, se producen a través de la amígdala, casi sin pensar. Por el contrario, la reacción de ansiedad siempre es fruto de una valoración cognitiva, es decir, de una interpretación de la información que recibimos.
Esta diferencia es primordial a la hora de realizar una terapia psicológica que disminuya cualquiera de las dos emociones.
- Situaciones en las que nos sentimos evaluados. Estamos sometidos a prueba y el resultado puede ser negativo o positivo.
- Situaciones interpersonales o sociales. Cuando son más cara a cara que las anteriores.
- Situaciones fóbicas. Ansiedad que nos puede producir el viajar en avión, las agujas, los animales inofensivos, las aglomeraciones o los espacios cerrados…
- Situaciones de la vida cotidiana. Como intentar dormirse sin conseguirlo, trabajar, estudiar etc., cuando hemos aprendido a desarrollar estas actividades bajo tensión, con preocupación y partiendo de pensamientos negativos.
- Situaciones de peligro físico. Cuando puede estar en juego nuestro bienestar, nuestra integridad o nuestra supervivencia.
- Situaciones ambiguas o novedosas. Desconocidas hasta ese momento por nosotros y en las que no tenemos experiencia.
- Situaciones en las que nosotros mismos percibimos la ansiedad como una amenaza. Cuando tememos perder el control sobre alguna situación, tememos nuestra manera de reaccionar
Es preciso resaltar que tener cierto grado de ansiedad en todas y cada una de estas situaciones es algo natural que no debería preocuparnos. Sin embargo, son muchas las personas a las que estos momentos preocupan en exceso y es, en gran parte, debido a la desinformación que existe alrededor de estos temas.
Por supuesto, hay ocasiones en las que tenemos más ansiedad porque estamos atravesando una mala época, con mucho estrés, y en la que tenemos que utilizar nuestros recursos para atender numerosas obligaciones. En ese momento nuestras reacciones pueden llegar a ser muy intensas y mantenerse en el tiempo, además de generar más preocupación y por tanto más ansiedad
Fuentes consultadas: http://www.bemocion.mscbs.gob.es. Ministerio de Sanidad
Ante el miedo y la ansiedad, un espacio de toma de decisiones, forma de desarrollo y proceso de afrontamiento. Excelente documento e información para mi proceso educativo, espero seguir ampliando mis conocimientos.
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